B I T Ó N K U L I B A L I Y E L G E N I O F A RO
Griot: Kefa Diabaté, de Mbeba
Bitón Kulubali era extranjero. / Un día llegó del pueblo de Niamana / y se instaló en Segu-Koro. / Le llamaban Mamari Bitón. / Tenía un fusil e iba a la caza;
después volvía al pueblo, donde repartía las piezas. / Cuando alguien le proponía comprar la carne de lo que había cazado, él la entregaba a cambio de nada. Y todos decían: «En verdad, este extranjero tiene valor». /De manera que se quedó en Segu-Koro.
Los jóvenes de Segu-Koro tuvieron algunas discusiones, en su asociación a propósito de Mamari Bitón. / Algunos querían que se fuera porque era extranjero; otros pedían que se quedara. /Después le dejaron tranquilo. Nadie le volvió a molestar, y no se volvió a hablar de él. /Entonces Mamari fue a buscar a su madre para que se instalara con él.
Un día, por la mañana, la madre se levantó y fue a cultivar una finquita de tomates junto al río. Cada día iba a regar los tomates, y después los vendía para poder comprarse las cosas que necesitaba para la casa. /Un día, cuando la madre de Bitón fue a regar su finca
vio que los tomates ya estaban maduros, y decidió que al día siguiente los cogería. /
Pero, por la noche, la hija de Faro, Faro, el genio del río Yoliba, cogió todos aquellos tomates. /Y lo mismo sucedió en las noches siguientes. /La madre de Bitón se impacientó. /Fue a buscar a su hijo Mamari y le dijo: «Mamari, me has decepcionado.
No me sirve de nada que seas cazador. /Eres cazador para la gente de Segu, no para mí.
Viniste a buscarme a mi casa para llevarme contigo, pero la verdad es que no cazas para mí sino para los demás. /Mira mis tomates: cada vez que quiero recoger los que han madurado, desaparecen. Ya no sé qué hacer». /Bitón le respondió: «No pasa nada. Hoy mismo lo aclararé». /Aquella noche, Mamari Bitón estaba al acecho en la finca de su madre. /A medianoche, la hija de Faro salió del agua para pasearse entre los ngoyos
Empezó a cogerlos, /De pronto, Bitón se levantó y le dijo: «¡Así que eres tú la que roba los tomates de mi madre! ¡Pues ésta será la última vez!». /La chica le suplicó: «Bitón, por Dios, déjame». /Mamari le respondió: «No pienso dejarte». /Ella dijo: «Bitón, te regalaré algo que te será muy útil». /Mamari dijo: «¿Qué piensas darme?». /Ella contestó: «Ahora, cuando me sumerja en el agua, sígueme. /Cuando lleguemos donde los ancianos, sigue adelante/. Cuando lleguemos donde los jóvenes, sigue adelante también. /Cuando lleguemos donde las mujeres casadas, sigue adelante. /Cuando lleguemos donde los incircuncisos, sigue adelante./ Cuando lleguemos donde las jóvenes,
2 Ngoyo: legumbre parecida en parte a la berenjena y en parte al tomate.
Lo cultivan las mujeres
tú sigue. /Cuando me eche en los brazos de mi madre, entonces atrápame. /Ella te dirá: "Te daré cien veces todo lo que desees, para que dejes en paz a mi hija". /Tú debes responder que no te interesa. /Cuando ella te pida: " Entonces, ¿qué deseas?", /respóndele: "Sólo quiero que derrames unas gotas de tu seno izquierdo en mi oreja". /
También le pedirás algunas semillas de fonio. /Todo esto te será más útil que mi muerte».
Mamari Bitón se sumergió en el agua. Llegó donde los viejos, que gritaron: «Hombre de dos pies, ¿quién te ha hecho venir?»./ Bitón no les respondió nada y siguió su camino. /Llegó donde los jóvenes, no les dijo nada y prosiguió. /Llegó donde las mujeres casadas, llegó donde las jóvenes, y siguió adelante. /Después de pasar a las jóvenes, la hija de Faro se echó en los brazos de su madre. /Entonces Faro dijo: «Hombre de dos pies, ¿qué te ha hecho mi hija, para que la hayas perseguido hasta aquí?». /Bitón respondió: «Se ha portado mal. Ha robado los tomates de mi madre». Faro le propuso: «A cambio de ella, te daré cien veces todo lo que desees». /Pero Mamari no aceptó: «Lo único que quiero es matar a tu hija». /La madre gritó: «No la mates. Dime lo que desees, y te lo concederé». /«Entonces, derrama unas gotas de leche
de tu seno izquierdo en mis orejas, y dame algunas de tus semillas de fonio». Entonces Faro exclamó: «No hablas como un extranjero. Haz lo que quieras con mi hija, porque no puedo satisfacer tus deseos». /Entonces Mamari se precipitó sobre la hija
y la amenazó con el fusil. /La hija gritó: «¡Madre, así que prefieres la leche de tu seno y las semillas de fonio antes que a mí!». /Así fue cómo Faro tuvo que derramar su leche en la oreja de Bitón y darle las semillas de fonio. /Le advirtió: «Llévate las semillas y siémbralas, pero no coseches las plantas que nazcan de ellas». /Entonces Mamari dejó a los genios del agua y regresó a su casa de Segu. /Era al principio del invierno. Sembró las semillas. /Cuando las plantas maduraron, todos le proponían ir a segarlas, y Bitón encontraba un pretexto para retrasar la cosecha. Les decía que le dolía el pie y que no podía andar hasta la finca. Así fue pasando el tiempo, y los pájarospicotearon las plantas y no dejaron nada. /En aquella época, en Segu-Koro, los asuntos de la asociación se enredaban.
Entonces, algunos pensaron en Mamari. Era un extranjero, pero desde que vivía allí
no había hecho ningún mal a nadie y creían poder introducirle en la asociación.
Confiaron la asociación a Mamari, y desde entonces dicen en Segu:
«La asociación es la fuerza». Mamari dirigió bien la asociación. Todos sus miembros estaban satisfechos. Algunos propusieron ir a buscar cautivos para fundar un pueblo en honor de Bitón. /Trajeron a los habitantes de Sebugu, en la otra orilla del río, hasta Segu-Koro. /Después fueron a buscar a los de Segu-Kura. Así fue cómo Bitón limpió la maleza para instalar su poder en Segu. /Su poder creció y en todas partes decían: «¡Bitón Kulibali, Bitón Kulibali!».
Le enviaban el impuesto de la miel desde el este, desde el norte y desde el oeste.
Y su imperio se fue extendiendo. Y un día Ngolo Diarra
Efectivamente, los pájaros cogieron el fonio y dice la leyenda que dondequiera
que lo llevaron se convirtió en territorio conquistado por Bitón Kulibali
Ngolo Diarrale fue enviado como pago del impuesto de la miel. Era del pueblo de Niola. Ngolo llegó a Segu como cautivo, llegó muy pequeño a la corte de Bitón.
Un día Bitón reunió a todos los adivinos. Les pidió que consultaran sus augurios
para saber quién le substituiría después de su muerte y poder nombrar a un sucesor.
Los adivinos respondieron: «No hay problema». Velaron toda la noche,
y por la mañana estaban todos de acuerdo: Dijeron a Bitón: «Prepara un gran plato de mijo y esconde en él un mutukali4de oro; después invita a todos los muchachos incircuncisos de Segu a comer ese mijo. El que encuentre el oro te remplazará cuando mueras». Bitón ordenó que le trajeran un mutukali, hizo preparar un gran plato de mijo,
llamó a todos los bambaras de Segu y reunió a todos los incircuncisos,
tanto los del país como los extranjeros. /La gente decía: «¡Eh, Ngolo, estás sin hacer nada! ¡Más vale que ayudes a los muchachos a comerse el mijo!». Y también: «¡Vas a llegar tarde!». /Y otros: «¡Eh, Ngolo, estás sin hacer nada! ¡Más vale que ayudes a los muchachos a comerse el mijo!». Y también: «¡Vas a llegar tarde
y ya quedará poco!».
Ngolo se sentó para comer. En su primer puñado de mijo encontró el mutukali de oro
y fue a enseñárselo a Bitón Kulibali diciendo: «Mira lo que he encontrado entre el mijo». Bitón le respondió: «No importa, guárdalo, pero si un día lo pierdes haré que te corten la cabeza».
Ngolo se cosió el mutukali al calzón. Bitón mandó llamar a dos miembros de la asociación y les dijo:
Mutukali, del árabe mitkal: unos cinco gramos de oro [Nota del original].
«Cuando Ngolo se duerma, le iréis a cortar el pedazo de tela que contiene el oro
y lo arrojaréis al Yoliba». Los jóvenes dijeron: «Está hecho», y empezaron a vigilar a Ngolo.
Cada vez que se dormía intentaban quitarle el oro, pero cada vez se despertaba y decía: «¡Quién me está tocando? Tengo el oro del rey, y el que me lo quite tendrá que vérselas con el rey». Pero un día Ngolo se durmió más profundamente y los dos jóvenes pudieron cogerle el oro y arrojarlo al río Yoliba. Cuando el oro cayó al agua, un pez capitán lo engulló. /Por la mañana, cuando el pequeño Ngolo se despertó, se dio cuenta de que había perdido el oro y lloró, lloró, lloró, lleno de angustia. Mientras tanto los somonoshabían ido a pescar; /pescaban para la esposa del rey; atraparon en las redes
al capitán que había engullido el mutukali, y después de la pesca llevaron el pescado al palacio, y el rey lo mandó a su mujer mientras Ngolo llegaba llorando. /Entonces la mujer le mandó limpiar el pescado. Ngolo empezó a limpiar las escamas del capitán,
le abrió el vientre y descubrió el mutukali de oro que le habían quitado. /Ngolo cogió el mutukali, se echó a reír y lo volvió a coser al calzón./ Los jóvenes que le habían quitado el oro //ya se habían dirigido a Bitón Kulibali
para contarle que lo habían arrojado al río. Bitón les dijo: «Muy bien.
Veremos mañana qué haremos». Al día siguiente, después del almuerzo, llamó a Ngolo para que le llevara el oro y Ngolo se lo llevó inmediatamente. Aquel día Bitón quedó muy enojado y supo que sus adivinos le habían dicho la verdad. /Mandó a diez hombres que llevaran a Ngolo como regalo al karamoko de Sinsani. El karamoko dijo: «Muy bien», y se lo quedó.
Ngolo se quedó con el morabito,
Somonos: tribu de pescadores que habitan en las orillas del Níger [Nota del original].
y allí lo circuncidaron y le buscaron esposa; pero el karamoko vio en los augurios
que el asunto de Ngolo era difícil y lo devolvió a Bitón Kulibali. Siete veces regalaron a Ngolo y siete veces fue devuelto a Segu. Hasta que Bitón le mandó a su pueblo
y Ngolo regresó a Niola. Bitón murió poco después
y el poder estuvo cerca de dos años sin ningún sucesor duradero. /Algunos se apoderaban de él y duraban un mes. Otros lo usurpaban durante veinte días.
Y Segu permaneció así durante dos años. Hasta que los griots dijeron: «El hijo de los Diarra que el rey había enviado a Sinsani
y que ahora vive en Niola es a quien debemos dirigirnos para que tome el poder de Segu.
Nadie más puede conservar el poder de Segu». Y la gente de Segu les dio la razón.
Así que los griots fueron a buscar a Ngolo. Pero cuando Ngolo llegó a Segu
dijo: «No tomaré el mando, ya que Segu es una ciudad donde la traición es constante,
a menos que los miembros de la asociación juren sobre los fetiches de mi familia.
Sólo así aceptaré el poder». /La gente de Segu estuvo de acuerdo. En aquel tiempo, cuando los bambaras juraban sobre los fetiches sus decisiones eran seguras.
Sólo después de que los bambaras juraran sobre Makongoba y Nangoloko
Ngolo tomó el poder de Segu. /Cuando hubo tomado el mando de Segu
se casó con la más joven de las esposas de Bitón Kulibali.
Esta mujer tenía un hijo llamado Nji que después fue llamado Bambugu Nji.
Creían que era hijo de Ngolo
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Makongoba y Nangoloko, Kontara y Biendjugu, son los cuatro principales
fetiches de Segu
pero era hijo de Bitón Kulibali. A su vez Ngolo tuvo un hijo,
que fue Monzón y se instaló en Mbeba. /El hijo de Monzón fue Fama Da,
que se instaló en Banankoro.
trad. de Jacint Creus
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